Éstas se reparten en diversas variedades que nos permiten la elaboración de diferentes tipos de vino específicamente concebidos para convertirse tanto en vinos jóvenes como de crianza.
Desde el respeto por la naturaleza y el fruto que obtenemos de ella, las cosechas que nacen de nuestros campos son exhaustivamente controladas con rendimientos no superiores 6.500 kilos por hectárea.
El resultado es una cosecha total de 10 millones de kilos de uva conseguidos con las técnicas para potenciar, no modificar, las virtudes propias del fruto.
Hay diferentes factores que han hecho de Murchante un lugar de gran tradición vitícola: su privilegiada ubicación geográfica en la subzona de La Ribera Baja, que en cuanto a condiciones climáticas se refiere, se sitúa plenamente en la zona semiárida, aunque con una influencia muy positiva del monte Moncayo (2.316 m.) como regulador de temperaturas en la margen derecha del Ebro; un clima idóneo para el cultivo de la vida con un régimen de precipitaciones perfecto para llevar a la uva a los mejores niveles de maduración y una naturaleza privilegiada con suelos situados en distintos niveles de terrazas y glacis cuaternarios formados por el río Ebro y sus afluentes por su margen derecha.
La mayoría de los sedimentos provienen de Sistema Ibérico. Se trata de suelos de texturas francas y frecuentemente pedregosos. En las terrazas más altas son frecuentes las costras calcáreas a poca profundidad. Estas excepcionales condiciones, que con el mejor de los criterios, son muy valoradas por los viticultores y técnicos más entendidos en el manejo y cultivo de viñas para la producción de uvas y vinos de alta calidad, definen a Murchante.